Los costes del almacenamiento se refieren a todas las erogaciones económicas vinculadas a mantener un inventario de productos en un depósito hasta su venta o uso. Incluyen gastos directos como alquiler, electricidad, seguridad, y costos indirectos como depreciación y pérdida de oportunidades debido al capital invertido en inventario no vendible inmediatamente.
Adentrarse en el apasionante mundo de la economía y las finanzas conlleva el análisis de ciertos conceptos que pudieran parecer ordinarios, pero que esconden una vasta complejidad tras su apariencia. Uno de estos términos es el ‘Coste del Almacenamiento’, un elemento que impacta directamente en la eficiencia y rentabilidad de cualquier negocio productivo o comercial. Pero, ¿qué significa exactamente?
A grandes rasgos, los costes del almacenamiento representan toda aquella inversión necesaria para mantener un almacén repleto de productos hasta que estos se vendan o usen. Estos no solo abarcan los gastos obvios como el alquiler del espacio, la factura eléctrica o la seguridad del lugar, sino también aquellos menos visibles pero igualmente relevantes. Estamos hablando, por ejemplo, del desgaste o ‘depreciación’ que sufren ciertos productos con el paso del tiempo e incluso de los llamados ‘costes de oportunidad’. Esto último implica valorar lo que estamos dejando de ganar al tener nuestro dinero inmovilizado en mercancía aún no vendida.
Posteriormente ahondaremos más en detalle sobre cuáles son esos distintos tipos de costes inherentes al almacenamiento y qué factores inciden directamente sobre ellos para poder entender a fondo este concepto clave dentro del campo económico-financiero.
Tipos de costes de almacenamiento
El almacenamiento de bienes y mercancías es un aspecto esencial en cualquier negocio. Los costes de almacenamiento pueden variar considerablemente, dependiendo de una serie de factores que van desde la naturaleza del producto hasta la ubicación del almacén. De manera general, podemos clasificar los tipos de costes de almacenamiento en diferentes categorías.
Primero tenemos los costes fijos, una categoría que engloba todas las facturas que necesitamos abonar independientemente del nivel de actividad o uso que hagamos del almacén. Aquí se incluyen conceptos como el alquiler o amortización del inmueble, los seguros y otros gastos generales como luz o agua.
En segundo lugar, están los costes variables. Como su nombre indica, estos gastos fluctúan en función del uso que se haga del espacio. Dentro de esta categoría podemos hablar sobre costes por manipulación y transporte internos,por ejemplo, el combustible para los carritos eléctricos o transpaletas, la reparación y mantenimiento de las maquinarias o incluso gastos asociados a la contratación temporal para cubrir picos estacionales.
Es importante no olvidar los costes indirectos asociados con el almacenamiento. Entre ellos encontramos los gastos derivados del riesgo inherente a tener bienes guardados en un sitio,esto puede ser desde pérdidas por obsolescencia hasta robos e incendios. Para minimizar estos riesgos muchas empresas recurren a sistemas de seguridad y asumen su costo correspondiente.
El último tipo son los costes relacionados con oportunidades perdidas debido a la mala gestión del inventario (stock). Si un artículo no está disponible cuando el cliente lo desea porque se agotó es obvio que corremos el riesgo potencial de perder ese cliente -y sus futuras compras-. Igualmente si tenemos demasiado stock incurrimos en unos gastos innecesarios (coste financiero).
Es decir, los costes vinculados al almacenaje son múltiples: costes fijos derivadosdel espacio físico,variables relacionado con operatividad diaria,indirecto atribuidas a posibles pérdidas insesperadas y finalmente por oportunidades perdidas causadas por fallas en la gestión adecuada.
Controlar eficazmente estos cuatro tipos nos puede proporcionar ventajas competitivas significativas sobre nuestros competidores mientras maximizamos nuestro rendimiento económico. Usaremos estrategias avanzadas y técnicas probadas para manejar eficientemente estas áreas e incrementar nuestra rentabilidad global. Conocer cada uno es fundamental para optimizar nuestros recursos productivos. Cada tipo presenta desafíaos específicos pero unos bien controlado nos ayuda navegar mejor el camino hacia ganancias sustentables.
Factores que influyen en los costes de almacenamiento
Comprender los factores que influyen en los costes de almacenamiento es primordial para cualquier empresario, ya sea dueño de una tienda minorista o un gigante del ecommerce. Varios elementos juegan roles cruciales en el aumento o disminución de estos gastos. Aquí tenemos algunos que vale la pena analizar:
- Ubicación del almacén. Influye notoriamente en el costo final del almacenamiento. Las áreas urbanas, con su acceso rápido a carreteras y transporte, pueden ser convenientes pero más costosas. Por otro lado, un almacén ubicado lejos de las zonas congestionadas puede implicar menores costos de propiedad o renta, pero aumentar gastos operativos como transporte.
- Tamaño e infraestructura. La capacidad del espacio también determina su costo,mayor tamaño implica mayores tarifas. Del mismo modo, un almacén bien equipado con tecnología de punta requerirá una inversión inicial considerable aunque podría suponer eficiencias en el largo plazo.
- Manejo y organización. Un correcto funcionamiento supone personal capacitado y sistemas efectivos para clasificar, organizar y mover productos,carencias aquí incrementan innecesariamente los costos.
- Costos operativos. El consumo energético (calefacción, refrigeración), mantenimiento preventivo y reparaciones son necesarios para operar cualquier almacenaje.
- Receive and Dispatch Cycle. The frequency at which stock moves in and out of the warehouse can affect costs significantly – high turnover rates might mean more logistical planning and labour.
6- Materiales usados en embalaje y envío: Identificar materiales más baratos, reutilizables o resistentes puede ayudar a reducir este gasto constante.
7- Seguros y seguridad: Almacenar productos tiene intrínsecamente riesgos asociados (robos, incendios) cubiertos usualmente por políticas de seguro que pueden representar un desembolso significativo
Así pues, controlar los costes de almacenamiento supone entender todos estos factores y buscar continuamente optimizaciones que permitan una gestión más económica sin sacrificar la calidad ni eficiencia del servicio.