El control estratégico se refiere al proceso de verificar si las tácticas y estrategias implementadas por una empresa están contribuyendo efectivamente a alcanzar sus objetivos corporativos. Incluye la evaluación constante y ajustes necesarios de planes comerciales, garantizando la eficacia operacional al tiempo que se minimizan riesgos financieros.
El mundo de los negocios, lleno de incertidumbre y competencia, demanda a las empresas ser cada vez más astutas y eficientes para sobrevivir. En este escenario, entra en juego un concepto clave: el control estratégico. Pero, ¿qué es exactamente?
El control estratégico se puede entender como el timonel del barco que es la empresa. Es decir, su función es garantizar que el ‘barco’ sigue el rumbo correcto hacia los objetivos definidos y si encuentra posibles obstáculos o desviaciones en la travesía -como estrategias empresariales no funcionales o riesgos financieros- ajustar adecuadamente la ruta. Es una labor constante y diligente de evaluación y corrección orientada a maximizar la efectividad operacional de una organización.
A lo largo del presente artículo expondremos detalladamente cómo es que funciona esta herramienta valiosa del mundo corporativo. Exploraremos su utilidad y beneficios en: «¿Para qué sirve el control estratégico?» Y también nos sumergiremos en las diversas fases obligadas por las que pasa una empresa cuando decide implementar este proceso con «Etapas de la implementación del proceso del control estratégico.»
Estamos seguros que encontrarás valioso conocer sobre este pilar fundamental para cualquier empresa que aspire al éxito en el cambiante mar de los negocios.
¿Para qué sirve el control estratégico?
El control estratégico es una herramienta esencial en el mundo empresarial que va más allá de los cuadros contables o las evaluaciones periódicas. Actúa como una brújula que asegura que la empresa se mantiene en la dirección correcta hacia sus objetivos a largo plazo.
En primer lugar, el control estratégico ayuda a mantener la estabilidad financiera y operativa de una organización. Permite a los gerentes monitorear y evaluar si la empresa está cumpliendo sus metas financieras actuales y anticipar futuros desafíos o oportunidades en el entorno económico.
Adicionalmente, este tipo de control permite ajustes o cambios durante la ejecución de las estrategias. En otras palabras, no solo proporciona retroalimentación sobre lo que ha sucedido sino también información valiosa para tomar decisiones futuras. Si parece que una estrategia no está funcionando como se esperaba, puede ser revisada y corregida para evitar desperdiciar recursos.
El control estratégico también es influyente para identificar nuevas oportunidades de negocio. Al mantener este ciclo constante de evaluación y análisis, las compañías pueden detectar tendencias emergentes en la industria o cambios en las demandas del consumidor antes que sus competidores, permitiendo un mayor reactive ante las fluctuaciones del mercado.
Otro aspecto importante es cómo mejora la comunicación dentro de la empresa. Cuando existe un sistema eficaz de control estratégico, todos los niveles jerárquicos comprenden mejor qué se espera de ellos y cuáles son las metas a largo plazo del negocio. Esto fomenta una mayor transparencia y coherencia entre los diferentes equipos y departamentos.
Finalmente, favorece el aprendizaje organizacional al permitir comparar resultados con expectativas. Este proceso continuo genera conocimiento valioso sobre qué funciona bien y qué no. Esto, resulta crucial para mejorar constantemente e innovar.
Para resumir:
1) El control estratégico asegura la estabilidad financiera.
2) Permite ajustes durante la ejecución de las estrategias.
3) Ayuda a identificar nuevas oportunidades.
4) Mejora la comunicación interna.
5) Promueve el aprendizaje organizacional por medio del análisis constante.
De esta manera, cada decisión tomada será coherente con sus ambiciones a largo plazo y podrá maximizar su rendimiento incluso ante situaciones imprevistas o adversas del entorno económico general.
Etapas de la implementación del proceso del control estratégico
Entender y dominar el proceso del control estratégico requiere un desglose detallado de sus etapas. Este paso a paso nos guiará para alcanzar nuestros objetivos comerciales, navegar con eficacia en el entorno empresarial en constante cambio, y adaptar nuestras tácticas y estrategias sobre la marcha.
- Establecimiento de estándares o metas. Esta primera etapa implica definir claramente los objetivos que deseamos lograr. No podemos tener éxito sin un blanco claro al cual apuntar. Nuestros objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, realistas y ajustados a tiempo (SMART), para proporcionarnos un claro camino a seguir.
- Medición del rendimiento. Una vez establecidas nuestras metas, necesitamos parámetros para medir nuestro progreso hacia ellas. Aquí es donde entran en juego las métricas de rendimiento,estas podrían ser financieras o no financieras dependiendo de las metas que hayamos establecido. Por ejemplo si nuestra meta es aumentar las ventas, una métrica podría ser la tasa de crecimiento trimestral.
- Comparación del rendimiento con los estándares. En esta etapa comparamos nuestro rendimiento actual con nuestras metas predefinidas usando las métricas que hemos desarrollado. El objetivo aquí es identificar cualquier discrepancia entre lo esperado y lo existente.
- Analizar las desviaciones. Si encontramos discrepancias entre nuestro rendimiento actual y nuestras metas, necesitamos analizar por qué sucedió esto. ¿Fue debido a un cambio en el entorno empresarial? ¿Hubo algún error interno? Aquí nos centramos en abordar la causa raíz para poder tomar acciones efectivas más adelante.
- Implementación de acciones correctivas. Luego de identificada la causa detrás de cualquier brecha o discrepancia que se haya detectado se implementan planes correctivos adaptados precisamente al problema subyacente en lugar simplemente repetir las mismas acciones esperando resultados diferentes.
- Retroadalimentación y revisión periódica. Finalmente se lleva a cabo una revisión frecuente del plan estratégico como parte del control estratégico continuo porque inevitablemente ocurren cambios tanto dentro como fuera de nuestros negocios, este control debe estar siempre «vivo» y debe permitirnos rápidamente adaptarnos y realizar ajustes según sean necesarios.
Dominar estas seis etapas te dará una mejor comprensión de tu organización desde una perspectiva estratégica elevada mientras mantienes un ojo en los detalles operativos importantes cada día.