Control de gestión

El control de gestión es un proceso administrativo que se centra en la planificación, seguimiento y evaluación constante de las actividades corporativas con el objetivo de asegurar que se alcancen los objetivos estratégicos definidos. Se utiliza para detectar desviaciones y tomar medidas correctivas oportunas para mejorar la eficiencia y eficacia organizacionales.

En el entorno empresarial actual cada vez más volátil y competitivo, la óptima administración de los recursos y estrategias se convierte en un equilibrio esencial para garantizar el éxito y supervivencia de las empresas. Precisamente, uno de los instrumentos más valiosos para alcanzar este equilibrio es el «control de gestión». Este término, quizás complejo a primera vista, no es más que un sistema integral destinado a dirigir, supervisar y ajustar continuamente las acciones que lleva adelante una organización con un fin claro: conseguir las metas trazadas.

Ahora bien, ¿te has preguntado alguna vez en qué consisten estas ‘metas’ o cómo se determinan y miden? O ¿has escuchado hablar sobre el cuadro de mando integral, una herramienta clave en este proceso? A lo largo del siguiente artículo desmenuzaremos estos conceptos y profundizaremos en la relevancia de los indicadores cuantitativos como medidores imparciales del funcionamiento organizacional. Así podrás comprender por qué en pleno siglo XXI las empresas son cada vez más conscientes del poder transformador del control de gestión.

¿Qué es un objetivo principal?

Para entender la importancia del control de gestión en las organizaciones, debemos entender primero uno de sus elementos fundamentales: el objetivo principal. Este es la meta o fin último que una empresa u organización desea alcanzar. Actúa como brújula que guía todas las decisiones y acciones dentro de la entidad.

Primero, es necesario describir qué significa un objetivo. Un objetivo se puede definir como una aspiración concreta que una empresa quiere lograr dentro de un periodo específico. Puede estar relacionado con diversas áreas como las ventas, rentabilidad, crecimiento del mercado, entre otras.

Dentro de ellos, podemos diferenciar el objetivo principal. Este no solo es un punto a alcanzar,sino que representa el propósito global o misión de la empresa en su conjunto. Este tipo de objetivo suele ser más ambicioso y requiere un plazo más largo para ser alcanzado.

El objetivo principal podría incluir metas como convertirse en líder del mercado, proporcionar productos innovadores, ofrecer el mejor servicio al cliente en la industria o lograr sostenibilidad económica y ambiental a largo plazo.

Un factor clave para definir estos objetivos principales reside en que deben ser claros para todos los miembros de la organización. Esta claridad facilita alinearse bajo una visión compartida y trabajar juntos hacia metas compartidas.

Una vez establecido este norte estratégico, se constituye como criterio para tomar decisiones cruciales relacionadas con operaciones diarias, inversiones futuras y planes estratégicos. En este sentido, juega también un papel central en el control de gestión ya que todas las actividades necesitarán ser verificadas y evaluadas teniendo este referente en mente.

Algunas características adicionales a considerar son:

  • Orientados al futuro. Los objetivos principales suelen trazarse con una visión a largo plazo.
  • Afectan la empresa integralmente. Rebasa los departamentos individuales e involucra a toda la organización.
  • Son retadores pero realistas. Si bien son ambiciosos deben ser también factibles.
  • Están vinculados a otros objetivos. Se articulan con otros pequeños objetivos o metas secundarias que están orientados hacia su alcance.

A modo de resumen, el objetivo principal representa esa meta deseada por todos los integrantes de una entidad económica,aquella visión utópica pero tangible al final del camino si se planifica correctamente cada paso por dar dentro del fascinante terreno empresarial.

¿Qué es el cuadro de mando integral?

El cuadro de mando integral, también conocido por su nombre en inglés, Balanced Scorecard (BSC), es una herramienta estratégica empleada en el control de gestión empresarial. Proporciona un marco completo que traduce la visión y estrategia de una empresa en un conjunto coherente de indicadores de rendimiento.

Surgido a inicios de los años 90, a manos de Robert Kaplan y David Norton, el BSC se ha convertido en un eje fundamental para medir la eficacia y eficiencia corporativa. Al principio, fue considerado como un simple sistema de reporte financiero,sin embargo, con el tiempo demostró ser mucho más que eso.

El BSC adopta cuatro perspectivas para evaluar el desempeño corporativo:

  • Financiera. Aquí se miden indicadores asociados directamente al rendimiento económico, como rentabilidad, crecimiento y valor del accionista. Son las metas financieras la materialización última del éxito empresarial.
  • Cliente. Se centra en la satisfacción del cliente, retención y adquisición de nuevos clientes entre otros aspectos relacionados con la propiedad cliente-empresa.
  • Procesos internos. Da seguimiento a aquellos aspectos que impactan directamente en cómo la empresa lleva a cabo sus operaciones cotidianas productivas o comerciales.
  • Aprendizaje y crecimiento. Aborda elementos relacionados con los recursos humanos y tecnológicos que permiten adaptarse con efectividad al cambio constante del entorno empresarial.

En cada una de estas perspectivas se definen objetivos claros que deberán alcanzarse para contribuir a la obtención exitosa del plan estratégico global.

La idea es crear una visión equilibrada sobre el funcionamiento organizativo sin centrarse solamente en los resultados financieros inmediatos. Únicamente así será posible comprender realmente si se está generando valor añadido sostenible para todos los grupos interesados en el largo plazo -accionsitas, clientes o empleados- desde todas las aristas relevantes -financiera o no financiera-.

Por tanto, este cuadro es más que una simple herramienta para evaluación,constituye toda una estructura administrativa capaz de conectar diferentes niveles organizativos -estratégico-táctico-operativo-, guiar las acciones internas hacia metas definidas e impulsar constantemente mejorías proactivas basadas en retroalimentación continua obtenida mediante mediciones periódicas.

Así pues, implementar un Cuadro de Mando Integral puede ser vital como elemento catalizador para asegurar mayor consistencia entre lo planificado y lo ejecutado realmente bajo criterios multi-dimensionales completos abordables desde cualquiera faceta organizativa

Con ello cerramos nuestro recorrido por este útil instrumento cuya aplicación adecuada potencia cualquier control gestional convirtiéndolo ciertamente integral.

La importancia de los indicadores cuantitativos en el control de gestión

Los indicadores cuantitativos son herramientas esenciales en la gestión eficiente de una organización. Estos no sólo brindan un panorama clara del estado actual del negocio, sino que también proporcionan una perspectiva valiosa sobre cómo puede evolucionar con el tiempo. Sin ellos, el control de gestión podría ser comparado a navegar un barco en un mar tormentoso sin brújula.

En primer lugar, los indicadores cuantitativos permiten medir el rendimiento y la eficiencia de diferentes áreas dentro de una organización. Por ejemplo, puedes utilizar estos para medir las ventas totales, los costos operativos o la productividad por empleado. Además, pueden ayudar a establecer metas y objetivos claros y alcanzables que impulsen la mejora continua.

En segundo lugar, proporcionan información objetiva para tomar decisiones informadas. Basar tus decisiones únicamente en intuiciones o suposiciones puede ser peligroso y contraproducente en el mundo empresarial altamente competitivo de hoy. Los indicadores cuantitativos eliminan el sesgo personal al proporcionar datos imparciales que pueden conducir a decisiones más acertadas.

En tercer lugar, estos instrumentos facilitan la comparación del rendimiento entre diferentes períodos o contra competidores o estándares de industria. Esto resulta invaluable al analizar tendencias y patrones para identificar fortalezas y debilidades y determinar dónde enfocar los esfuerzos para mejorar.

Finalmente, los indicadores cuantitativos promueven un ambiente transparente dentro de la organización. Al compartir estos datos con empleados y accionistas per se puede generar confianza e implicación colectiva hacia los objetivos empresariales.

De manera general:

1- Ayudan a medir el rendimiento.
2- Proporcionan datos objetivos para tomar decisiones.
3- Permiten la comparativa con competidores o periodos anteriores.
4- Facilitan un ambiente transparente dentro de la compañía.

Pero no debemos olvidar que cada indicador cuantitativo debe ser seleccionado cuidadosamente para asegurar su relevancia e impacto significativo en el control de gestión. Así como tener claridad sobre cómo debe recopilarse e interpretarse esa información para no caer en errores que conduzcan a acciones incorrectas.

Por lo tanto, aunque estas herramientas pueden parecer secundarias ante elementales funciones diarias como ventas o producción,sin ellas estaríamos dejando nuestra embarcación empresarial a merced del viento y las mareas sin dirección ni objetivo claro.

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