Comercialismo

El «Comercialismo» es una filosofía económica que tiene su fundamento en en la promoción y desarrollo de actividades comerciales. Estas actividades son consideradas esenciales para el crecimiento económico de una sociedad. Esto, debido a que enfatizan en la competencia, el libre mercado, y las transacciones comerciales como motor principal de la economía.

En un mundo que gira cada vez más rápido, el «Comercialismo» se presenta como el ritmo al que late nuestra sociedad actual y motor principal de la economía global. En términos simples, hablar de comercialismo es hablar de la importancia vital que tienen las actividades comerciales en el desarrollo y crecimiento económico de nuestras sociedades. El comercialismo es una corriente filosófica y económica que defiende a capa y espada los beneficios innegables del comercio, la competencia abierta, el libre tránsito mercantil y apuesta fervientemente por conceptos como mercado libre o economía de mercado.

Pero no todo es lujo en este mar teórico: su función práctica se orienta a poner al descubierto las características peculiares del sistema capitalista actual. Tras estas líneas, hallarás toda la información detallada sobre cómo interactúa el comercio con esta ideología económica apasionante así como sus objetivos primordiales. Además, analizaremos también los posibles efectos negativos resultantes cuando su aplicación no sigue los principios éticos adecuados. Para finalizar nuestra revisión sobre el tema, culminaremos con ejemplos del comercialismo aplicado en nuestro día a día para entenderlo aún mejor.

Comercio vs comercialismo

Para desarrollar una comprensión certera sobre el comercialismo, es esencial tener claro la diferencia entre términos como «comercio» y «comercialismo». Aunque se utilizan indistintamente en la vida cotidiana, estos dos conceptos tienen matices claves que los diferencian.

El comercio está determinado por el intercambio de bienes y servicios. Estos intercambios pueden realizarse dentro de una misma economía (internamente) o entre diferentes economías (externamente), siendo este último conocido como comercio internacional. Esta actividad se practica desde tiempos inmemorables, pues las sociedades antiguas eran conscientes del valor sustancial de ciertos elementos y veían ventajas al intercambiarlos con otros.

La característica central del comercio es esa reciprocidad esencial: un socio comercial entrega algo de valor a cambio de algo que él o ella considere igualmente valioso. El objetivo final del comercio no solo radica en adquirir beneficios económicos, sino también en satisfacer necesidades, ya sean básicas como alimentos y ropas, o secundarias como entretenimientos y lujo.

En contraparte, el comercialismo refiere a una cultura o sistema donde los principios y prácticas comerciales dictan las normas de la sociedad. Es moderno en su surgimiento, estrechamente ligado a la creación del capitalismo en el Siglo XVIII y XIX. En este sistema, los valores básicos giran en torno al consumo y a la idea constante de ‘más’. Aquí, entender nuestros patrones de consumo va más allá de satisfacer necesidades: implica conocer cómo nuestras decisiones alimentan este ciclo sin fin de producción-consumo.

El comercialismo fomenta constantemente un sentido permanente de insatisfacción – siempre existirá otro producto nuevo que adquirir para sentirnos completos o felices. Vivimos rodeados por publicidad e incitaciones para comprar más,esto ejemplifica bien cómo el comercialismo se arraiga profundamente en nuestras vidas cotidianas.

Entender estas diferencias nos ayuda contextualizar muchos conceptos económicos clave:

  • Enfoque. El comercio prioriza el equilibrio entre oferta y demanda mientras que el comercialismo fomenta incrementar constante la demanda.
  • Efecto Social. El comercio tiene un potencial para construir relaciones equilibradas mientras que el comercialismo puede reforzar desigualdades debido su naturaleza competitiva.
  • Influencia Cultural. El comercio afectará las tradiciones locales moderadamente según las variaciones en demanda u oferta,sin embargo, bajo influencia del comercialismo se promove una uniformización cultural hacia patrones dominantes globales derivados principalmente desde comunidades económicamente poderosas.

Por tanto, si aspiramos ser consumidores informados debemos familiarizarnos tanto con sus diferencias como con sus implicaciones sociales más amplias pues nuestro actual escenario global está marcado por ambas dinámicas.

Siendo conscientes podremos marcar una diferencia real al modificar nuestros hábitos consumo promoviendo así un mayor respeto hacia nuestros recursos finitos acompañado por un desarrollo sostenible futuro para todos.»

Objetivo del comercialismo

El objetivo central del comercialismo es generar ganancias y fomentar el crecimiento económico. Con todo, va más allá de simplemente hacer una venta o cerrar un trato. Se trata de una estrategia integral para la supervivencia y prosperidad del negocio a largo plazo. Persigue múltiples metas que se interconectan entre sí para cumplir con su propósito final.

Primero, crea una demanda en el mercado. El comercialismo implica la promoción o publicidad de un producto o servicio para hacerlo atractivo para los clientes potenciales. A través de técnicas de marketing persuasivas y efectivas, busca despertar necesidades en los consumidores, algunas veces incluso antes de que ellos se den cuenta.

En segundo lugar, el comercialismo tiene como objetivo satisfacer las necesidades del cliente. Los productos o servicios deben ser capaces no solo de captar la atención del consumidor, sino también cumplir con sus expectativas y preferencias. Esta satisfacción al cliente es fundamental para asegurarse compras recurrentes e instigar lealtad hacia la marca.

Un tercer pilar del comercialismo es maximizar las ventas y los ingresos. Una vez creada la demanda y garantizada la satisfacción al cliente, el siguiente paso es aumentar las ventas tanto como sea posible mediante diferentes tácticas como descuentos estacionales, ofertas especiales o estrategias de upselling y cross-selling.

Otra dimensión importante en el objetivo del comercialismo es mantener un equilibrio entre calidad y precio. En un mercado altamente competitivo, ofrecer un producto atractivo a un coste razonable puede marcar una gran diferencia en términos de cuota de mercado e imagen de marca.

Asimismo, busca siempre estar al día con las tendencias y cambios constantes en el mercado. La capacidad para adaptarse rápidamente a nuevas situaciones es crucial en entornos comerciales dinámicos.

Por último pero no menos importante, otro objetivo clave del comercialismo es construir una relación sólida con los clientes a través del servicio postventa profesional y eficiente que garantice su fidelidad.

A modo de resumen, los objetivos del comercialismo son multifacéticos: desde crear demanda hasta asegurar relaciones duraderas con los clientes,desde maximizar las ganancias hasta mantenerse actualizado con las tendencias cambiantes,todo convergiendo hacia su principal fin: sobresalir en medio de la competencia mientras se logra éxito financiero sostenible.

Efectos negativos del comercialismo

A pesar de los posibles beneficios del comercialismo, como pueden ser el fomento del desarrollo económico y el aumento de las opciones de consumo, es importante destacar que también existen repercusiones negativas asociadas a este fenómeno.

En primer lugar, el comercialismo puede provocar una explotación excesiva de los recursos naturales. El afán por producir más y más para satisfacer la demanda del consumidor puede llevar a las empresas a agotar los recursos naturales sin darles tiempo a regenerarse. Esto incluye una amplia variedad de recursos, desde madera hasta minerales y agua.

El segundo impacto es el consumo excesivo. Bajo la presión constante de comprar y poseer más productos, muchos individuos pueden caer en un patrón adictivo. El resultado suele ser un gasto innecesario que agota los ahorros personales y conduce al endeudamiento. Además, este nivel de consumo generalmente va en detrimento del medioambiente debido al aumento en la producción de residuos.

Una tercera consecuencia negativa tiene que ver con la pérdida de diversidad cultural. Cuando el comercio se globaliza, tiende a imponer patrones culturales dominantes sobre las culturas locales. Esto puede dar lugar a la homogenización cultural, donde desaparecen las características únicas y diferentes identidades culturales terminan pareciéndose entre ellas.

Asimismo, existe una preocupación real sobre problemas laborales relacionados con el comercialismo intenso. Muchas veces las empresas buscan reducir costos pagando salarios bajos o creando condiciones laborales deficientes para maximizar sus beneficios.

A ello se añade otra problemática: la influencia indeseable sobre los niños. Hoy en día se observa un incremento significativo en la publicidad destinada directamente a los niños, quienes son especialmente vulnerables a estos mensajes persuasivos e inducen en ellos una cultura materialista desde temprana edad.

Por último pero no menos importante está el efecto en nuestra salud mental. El comercialismo promueve constantemente metas materiales por encima de otros valores importantes como relaciones sanas o crecimiento personal. Esto, puede conducir al estrés, insatisfacción y frustración crónica cuando esas metas no se alcanzan.

En definitiva, es crucial tomar conciencia acerca del equilibrio necesario entre los aspectos positivos del comercio tales como su capacidad para generar riqueza y trabajo,y sus posibles efectos adversos mencionados aquí aprendiendo así cómo manejarlo prudentemente para proteger tanto nuestro entorno natural como nuestro bienestar psicológico.

Ejemplo de comercialismo

Imaginemos una ciudad vibrante y bulliciosa, llena de tiendas de diversas formas y tamaños. Desde grandes almacenes hasta pequeñas boutiques, cada comerciante muestra con orgullo sus productos al público. Este es un escenario clásico del comercialismo: una economía en la que la compra y venta de bienes y servicios es el núcleo clave.

Uno de los ejemplos más comunes de comercialismo se encuentra en la industria global del entretenimiento. Walt Disney Company ofrece un ejemplo perfecto. Esta megacorporación no solo produce películas animadas y comedias televisivas,también vende juguetes basados en sus personajes, organiza cruceros temáticos e incluso tiene parques temáticos exclusivos.

Contemplemos ahora otro panorama: anuncios publicitarios populares en cada bloque de televisión o página web visitada,todo desde celulares hasta los últimos autos deportivos, ropa de diseñador y alimentos procesados se muestran ante nuestros ojos a toda hora del día. La creencia central aquí es que mediante la compra y el consumo se alcanza la satisfacción, imbuidos por la promesa sutil -a veces explícita- de que cierto producto nos proporcionará una mejor calidad de vida.

El fenómeno global del viernes negro también ilustra este punto vivamente. No solo empresas si no las personas también lo ven como una oportunidad para conseguir tratos ventajosos facilitando así el afán económico generalizado.

Y ahora presentamos tres características distintivas del comercialismo:

  • Fomento excesivo al consumo. El objetivo principal consiste en impulsar la demanda para maximizar las ventas e ingresos. Se incentiva a los consumidores a comprar aunque no sea algo que realmente necesitan.
  • Predominio del valor material. Se le da mucha importancia al valor material de las cosas, siendo esto muchas veces indicador del éxito personal.
  • Utilización intensiva de publicidad. Se invierte fuertemente en campañas publicitarias altamente estratégicas para crear hábitos de consumo específicos.

Dicho en otras palabras tenemos un término que describe nuestro mundo moderno con precisión sorprendente,rodeados constantemente por productos brillantes exhibidos seductoramente con promesas garantizadas para mejorar nuestra vida si tan sólo abrimos nuestras billeteras un poco más.
Al igual que cualquier concepto económico poderoso, el comercialismo tiene su cuota justa tanto defensores como críticos — pero esa ya es otra historia para otro día.

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