Cuña fiscal

La cuña fiscal es una medida económica que refiere a la diferencia entre lo que un empleador paga por cada empleado y lo que este último recibe de forma neta. Esta discrepancia se debe, principalmente, a las cargas impositivas y aportes sociales. En otras palabras, es el espacio existente en ingresos debido a la aplicación de los impuestos y cotizaciones.

En las dinámicas de la economía moderna, uno de los factores más influyentes y que a menudo pasa inadvertido es la cuña fiscal. Detrás de esta expresión técnica se esconde un concepto que resulta fundamental para entender cómo funcionan nuestras finanzas, ya sea a nivel individual como trabajadores, o bien desde la óptica global de las empresas y del Estado.

Con sencillez, podemos definir la cuña fiscal como el espacio financiero creado por la interacción entre los sueldos que pagamos o recibimos, y los impuestos que se aplican en ese proceso. En otras palabras más mundanas, se trata del dinero que ‘desaparece’ entre lo que una empresa desembolsa por un empleado y lo que este finalmente percibe en su cuenta bancaria. Este ‘desvío’ no es otra cosa sino el resultado de las obligaciones fiscales impuestas por el estado: las cargas impositivas y aportes sociales.

Este fenómeno financiero tiene varias particularidades dignas de exploración, desvelando aspectos clave sobre cómo diversos agentes económicos interactúan entre sí. Por esta razón hemos preparado un recorrido explicativo dividido en dos grandes apartados: «¿Cómo se calcula la cuña fiscal?» Y «Diferencia entre cuña fiscal, esfuerzo fiscal y presión fiscal». A través de ellos pretendemos arrojar luz sobre este sujeto tan relevante pero tan escasamente conocido fuera del ámbito experto.

¿Cómo se calcula la cuña fiscal?

La cuña fiscal es una medida de gran relevancia dentro del marco económico y financiero, y tiene un papel crucial en la determinación del impacto de los impuestos sobre el ingreso laboral. Para entender completamente su cálculo, es necesario desglosarlo en pasos definidos.

En su nivel más básico, la cuña fiscal se calcula como la diferencia entre las ganancias antes de los impuestos y lo que efectivamente recibe el trabajador después de hacer todos los pagos necesarios al fisco. Esta diferencia se expresa generalmente como un porcentaje del costo laboral total. Pero, ¿cómo llegamos a ese número?

Primero, necesitamos conocer el salario bruto anual que recibe cada trabajador. Este monto es el valor total o costo laboral antes de realizar cualquier deducción por conceptos fiscales.

Segundo, se restan todos los impuestos directamente relacionados con este ingreso laboral. Esto incluye tanto el impuesto sobre la renta personal como las contribuciones a la seguridad social pagadas tanto por el empleado como por el empleador.

El resultado de este cálculo sencillo proporciona lo que llamamos ‘salario neto’, o lo que realmente lleva a casa cada trabajador tras cumplir con sus obligaciones fiscales.

Finalmente, formulariamos la cuña fiscal dividiendo esta diferencia (entre salario bruto y neto) por el salario bruto,ese resultado lo multiplicamos por 100 para expresarlo en términos porcentuales.

Por ejemplo: si un trabajador tiene un salario bruto anual de 50,000 dólares y paga 15,000 dólares en impuestos y contribuciones a la seguridad social (así su salario neto es 35,000), entonces la cuña fiscal sería [(50,000 – 35,000)/ 50,000] *100 = 30%.

Este simple cálculo arroja una imagen clara del impacto inmediato de los sistemas tributarios nacionales sobre las ganancias laborales individuales. En cualquier caso, debemos tener claro que este análisis no contempla otros elementos más complejos del sistema impositivo como pueden ser los beneficios fiscales o las deducciones adicionales disponibles para ciertos grupos demográficos o bajo condicione específicas.

La información obtenida a través del análisis de esta métrica puede ser útil para evaluar aspectos clave del sistema fiscal respectivo tales como: competitividad global en costes laborales e indicadores generales sobre cómo pueden variar las decisiones económicas personales bajo cambios legislativos futuros. Adicionalmente tenga presente que podemós usar dos tipos principales de cuñas fiscales: La cuña fiscal individual − enfocada solamente en cuanto paga cada persona− Y la cuña fiscal promedio − donde se toma en cuenta todos los trabajadores−.

Diferencia entre cuña fiscal, esfuerzo fiscal y presión fiscal

Comprender estos tres términos y su diferencia, cuña fiscal, esfuerzo fiscal y presión fiscal, es crucial para tener un entendimiento cabal de la economía tributaria. Sin duda, estos elementos determinan cuánto deben aportar las personas o las empresas al Estado a través de los impuestos.

Primero veamos el concepto de la cuña fiscal,podría definirse como la brecha que existe entre lo que un empleado percibe por sus labores y lo que en realidad le cuesta al empleador. Esta brecha está compuesta principalmente por las contribuciones fiscales y sociales obligatorias que tiene que pagar el empleador. Cuanto más grande sea esta brecha o cuña, mayor será la carga tributaria sobre el trabajo.

Por otro lado, nos encontramos con el esfuerzo fiscal. Este término se refiere a la capacidad real de un país para recaudar impuestos en comparación con su potencial económico total. Básicamente, evalúa qué porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se va en impuestos. Un alto esfuerzo fiscal puede ser una muestra de eficiencia recaudatoria o bien puede evidenciar una fuerte presión tributaria sobre aquellos sectores donde se obtienen los recursos fiscales.

En el siguiente listado está la presión fiscal. Este concepto describe la relación entre la totalidad de los impuestos recogidos por un estado y el PIB del país en cuestión. Es decir, nos muestra qué parte de la riqueza producida anualmente se destina a pagar impuestos.

Es decir:

  • La cuña fiscal es una medida del costo adicional laboral debido a los impuestos y las contribuciones sociales.
  • El esfuerzo fiscal evalúa qué tan buenos somos recaudando respecto a nuestra capacidad económica total.
  • Y finalmente, la presión fiscal revela qué proporción del PIB se paga anualmente en forma de impuestos.

Entender estas complejidades puede ayudarnos a desarrollar sistemas más justos y eficientes para financiar nuestras necesidades públicas colectivas sin imponer cargas indebidamente pesadas sobre aquellos quienes trabajan arduamente cada día para hacer crecer nuestras economías.

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