Crack del 29

El «Crack del 29» hace referencia a la severa crisis financiera que aconteció el 29 de octubre de 1929, marcada por un derrumbe en la Bolsa de Valores de Nueva York. Originada por una burbuja especulativa, este episodio provocó una generalizada y prolongada depresión económica mundial conocida como la Gran Depresión.

En el otoño de 1929, una ola de terror financiero sacudió el corazón económico del mundo, la Bolsa de Valores de Nueva York. Este suceso ha sido marcado en los anales de la historia como el «Crack del 29», un colapso financiero precipitado por la explosión de una burbuja especulativa que generó un desplome sin precedentes en los precios de las acciones. Este cataclismo no solamente perturbó Wall Street,generó ondas expansivas que recorrieron el globo, engendrando una larga y dolorosa recesión económica conocida como la Gran Depresión que prolongó sus garras feroces a través del mundo durante más de una década.

Lo que comenzará a explorarse en esta publicación son los orígenes y evolución del Crack del 29, cómo esta crisis traspasó las fronteras americanas para impregnar a Europa y cuáles fueron las diversas respuestas a este desastre financiero mundial. Desgranaremos este túrbido episodio económico con mirada crítica y analítica para comprender mejor cómo, cuándo y por qué ocurrió esta devastadora catástrofe monetaria.

Origen y desarrollo del crack del 29

El camino hacia la crisis financiera mundial más famosa en la historia, conocida comúnmente como el ‘Crack del 29’, fue pavimentado por una década de exuberancia económica y un crecimiento explosivo en el mercado de valores en los Estados Unidos. Pero, ¿cómo se originó y cómo se desarrolló esta debacle financiera?

En la década de 1920, también conocida como los «felices años veinte», Estados Unidos experimentó una época de expansión sin precedentes. El auge económico fue alimentado por diversos factores, incluyendo:

  • Innovación tecnológica. Nuevas tecnologías y productos -como automóviles, electrodomésticos y radios- impulsaron la demanda del consumidor y la inversión empresarial.
  • Laxa regulación. La falta de supervisión gubernamental sobre las actividades financieras llevó a prácticas crediticias riesgosas y especulaciones bursátiles descabelladas.
  • Optimismo generalizado. La confianza del público en que la prosperidad continuaría indefinidamente promovió una mentalidad arriesgada entre inversores e instituciones financieras.

Este panorama fomentó una fiebre especulativa que infló masivamente las cotizaciones bursátiles. Muchos estadounidenses compraban acciones a crédito (un fenómeno conocido como «compra en margen»), lo que significaba pedir prestado dinero para comprar más acciones con la esperanza de que los precios continuaran subiendo.

La burbuja estallaría eventualmente. El jueves negro, 24 de octubre de 1929, marca tradicionalmente el inicio del Crash del 29. Ese día, el mercado sufrió una caída abrupta e inesperada,muchos invertidos paniqueados empezaron a vender sus acciones precipitadamente.

Los intentos por parte de importantes banqueros estadounidenses para frenar el pánico fracasaron cuando el martes negro -29 de octubre- llegó con intercambios aturdidores donde se perdieron miles de millones más.

El colapso no solo arrastraba consigo las economías nacionales sino también las esperanzas y sueños individuales. Desempleo masivo, quiebras bancarias e insolvencia personal se convirtieron en rasgos destacados de lo que ahora llamamos Gran Depresión.

Este turbulento período expuso fallas sistémicas en el sistema financiero global y llevó al desarrollo generalizado de políticas nuevas o reformadas para prevenir futuras crisis similares. Resalta la implementación del Glass-Steagall Act (1933) estableciendo barreras entre los negocios bancarios comerciales y las actividades bursátiles para minimizar conflictos intereses potencialmente dañinos.

En conclusión, el Origen y desarrollo del Crack del 29 ofrece valiosas lecciones sobre gestión financiera responsable y regulación prudente que son relevantes hasta nuestros días.

La crisis llega a Europa

Desde los salones resplandecientes de Wall Street, donde la confianza en el futuro se había desplomado como una casa de naipes, la crisis financiera que se inició en 1929 no tardó en extender sus garras hasta el viejo continente. La cara sonriente y rica de Europa, pulida a través del boom económico de los flamantes años veinte, pronto experimentaría el frío golpe de esta debacle económica.

La interdependencia económica tenía su red tejida con hilos fuertes. Por un lado, países europeos como Alemania habían dependido enormemente de préstamos estadounidenses para reconstruir sus economías y pagar las reparaciones de guerra tras la Primera Guerra Mundial. Cuando los estadounidenses dejaron de invertir y solicitaron que sus préstamos fueran devueltos a raíz del colapso bursátil, estos hilos comenzaron a tensarse.

Herida en su propio corazón bancario y financiero por las malas inversiones en Wall Street, Europa se encontró inmersa rápidamente en deflación y altas tasas de desempleo. Había llegado la Gran Depresión.

Podemos destacar tres factores principales:

  • Disminución del comercio internacional. Los países implementaron políticas proteccionistas para defender sus propias economías. Establecieron barreras arancelarias elevadas para restringir las importaciones, lo que provocó un efecto dominó mundial al reducir el volumen general del comercio global.
  • Falta de liquidez. Los bancos centrales europeos no pudieron generar suficiente liquidez debido a su apego al patrón oro. Tenían miedo a una huida masiva del oro si aumentaban la oferta monetaria emitindo billetes adicionales sin respaldo dorado.
  • Crisis bancarias. A medida que aumentaban las quiebras empresariales y privadas, muchos bancos también se encontraron frente a la insolvencia causando un pánico generalizado entre los depositantes.

En caso particular podemos hablar sobre Alemania y Gran Bretaña:

Alemania fue uno de los países más golpeados. Sufrió dolorosas secuelas con un desempleo masivo que pasó del 8% al 30% entre 1928 y 1932 o cómo olvidarnos del crecimiento exponencial de la pobreza haciendo estragos en buena parte del tejido social alemán.

Por otro lado tenemos Gran Bretaña donde después soportar bien inicialmente gracias a su independencia parcial del comercio norteamericano e internacional finalmente iterminió arrastrada por este remolino económico hasta casi sumirse igualmente ésta en una profunda recesión durante los años treinta.

Como conclusión podemos afirmar que el Crack del 29 demostró irrefutablemente cómo estaban entrelazados los destinos económicos globales con aquel impactante zarpazo inicial dado por EEUU extendiéndose sin demora alguna hasta las costas coruñesas o incluso helénicas evidenciando uno claro caso sobre quánticamente vinculados nos encontrabamos ya en aquella época atrás quedada viendose confirmada esta solemene tesis tiempo después mediante otras crisis similares pero lógicamente adaptadas según cada contexto distinto histórico temporo espacial globalizador ampliamente compartido

Diversas reacciones ante la crisis

La gran depresión provocada por el «Crack del 29» desató una amplia gama de reacciones tanto a nivel individual como colectivo. Cada uno buscaba soluciones prácticas y viables para hacer frente a la fuerte contracción económica. De hecho, estas respuestas variaron enormemente según el contexto local y nacional, así como el nivel de intervención gubernamental o institucional.

  • Ahorro y reducción del consumo. En medio de la incertidumbre económica, muchas personas optaron por apretarse el cinturón. La idea era sencilla: disminuir los gastos para salvarse de los tiempos difíciles que se avecinaban. Esta actitud defensiva, aunque lógica en cierta medida, contribuyó a agravar la crisis al reducir aún más la demanda en la economía.
  • Movimientos migratorios. Al no poder encontrar trabajo o mantener sus granjas, millones de estadounidenses decidieron trasladarse hacia otras regiones en búsqueda de mejores oportunidades laborales. Este fenómeno se observó principalmente entre los residentes del medio oeste agrícola hacia las ciudades urbanas o incluso hasta California en busca de empleo.
  • Incremento del endeudamiento. A falta de ingresos y con dificultad para encontrar empleo, muchas personas tuvieron que endeudarse con bancos y prestamistas para sobrevivir, creando una verdadera espiral de endeudamiento.
  • Proyectos comunitarios autogestionados. Frente a la inacción inicial del Estado federal americano bajo Hoover para responder directamente a las necesidades básicas de la población afectada por la depresión económica, algunas comunidades decidieron organizarse ellas mismas estableciendo comités locales que coordinaban diversas labores sociales desde comedores populares hasta alojamientos temporarios.
  • Movilizaciones sociales y sindicales. En respuesta al incremento notable del desempleo y las pésimas condiciones laborales durante la Gran Depresión promovieron una serie considerable protestas laborales así como un aumento considerable en afiliaciones sindicales exigiendo mejoras salariales e inclusión social.
  • Intervención gubernamental (New Deal). Finalmente, ante lo profundo de la crisis y el fracaso evidente del sistema libremercado para regularse por sí solo generó un cambio progresivo pero radical en pensamiento económico estadounidense favoreciendo intervenciones directas tanto fiscales como monetarias desde Roosevelt hasta nuestros días.

Para concluir es importante tener en cuenta que si bien estas reacciones fueron comprensibles dadas las terribles circunstancias que llevaron al «Crack del 29», no todas resultaron efectivas para poner fin a los males generados por esta profunda crisis financiera global histórica sin precedentes.

Deja un comentario