Control administrativo

El control administrativo es un proceso sistemático por el cual los administradores regulan y supervisan las actividades de una organización para asegurar que se están cumpliendo los objetivos establecidos, verificando y corrigiendo el desempeño de la organización para garantizar la eficiencia y el logro de metas.

La eficacia de un organismo corporativo descansa en gran medida en su destreza para dirigir y coordinar sus actividades hacia metas específicas. Es aquí donde radica la esencia del control administrativo, una herramienta crucial en el panorama gerencial contemporáneo. Sin embargo, ¿qué significa exactamente este concepto y cómo se aplica?

El control administrativo no es más que el mecanismo utilizado por los directores de una organización para orientarla hacia sus objetivos. Lo hacen supervisando sistemáticamente todas las actividades que se llevan a cabo y comprobando que estas concuerdan con las metas trazadas. Así, si algo no va como debería, pueden hacer los ajustes necesarios para corregirlo y garantizar que la empresa siga siendo eficiente.

En este artículo, profundizaremos primero sobre los rasgos principales del control administrativo y seguidamente examinaremos algunas modalidades específicas de dicho control,poniendo énfasis en su aplicación práctica y beneficios a largo plazo en la gestión organizacional.

Rasgos principales del control administrativo

El control administrativo, como su nombre lo indica, está enfocado en supervisar, dirigir y coordinar las diversas actividades de una organización, ya sea pequeña o grande, privada o pública. Este componente crucial del proceso administrativo tiene como objetivo asegurar que los recursos se utilicen de la manera más eficiente y efectiva para el logro de los objetivos establecidos. Hay varios rasgos que caracterizan a esta práctica vital en cualquier modelo de negocios.

Primero, el control administrativo es sistemático. Esto significa que ayuda a crear un ambiente ordenado en donde las tareas y las obligaciones están claramente definidas para cada miembro del equipo. A través de un sistema eficiente y bien implementado de control administrativo, las operaciones diarias se realizan sin contratiempos, previniendo confusiones y conflictos.

Segundo, se orienta hacia el futuro. El control administrativo no apenas se centra en eventos pasados o presentes,también implica la planificación para asegurar el éxito a largo plazo. La organización puede anticipar problemas futuros o desafíos mediante herramientas tales como análisis predictivo y planificación estratégica.

El tercer rasgo relevante es su naturaleza continua. Uno podría pensar que el control administrativo solo se lleva a cabo cuando surgen problemas o crisis. En cualquier caso, en realidad es un proceso continuo que lleva consigo evaluación constante y retroalimentación.

En cuarto lugar está enfocado en los resultados reales frente a los esperados. Trata sobre comparar lo que realmente ocurrió con lo que estaba planeado o pronosticado inicialmente. Esta comparativa puede dar lugar a ajustes necesarios para alcanzar o incluso superar las metas previstas.

Por último pero no menos importante: es un proceso interactivo orientado hacia la toma decisiones correctivas. El proceso implica identificar desviaciones o variaciones entre el rendimiento real y planeado, diagnóstico (investigar qué causa la variación), acción apropiada (realizar cambios necesarios) hasta retroalimentación (informe sobre cómo han funcionado esos cambios).

Es decir: sistemático, orientado al futuro,continuo ,enfocado en los resultados reales versus esperados,e interactivo con finalidad correctiva son las características distintivas del control administrativo. Son estas características esenciales las que permiten alcanzar una gestión eficiente y efectiva dentro del negocio.

Modalidades de control administrativo

Control administrativo es una herramienta efectiva para asegurar la eficiencia en todas las operaciones y tareas de una empresa. Dentro del control administrativo, existen varias modalidades que permiten a los administradores dirigir y supervisar las actividades de la organización hacia el cumplimiento de sus objetivos.

Primero, tenemos el control preventivo. Esta modalidad consiste en anticiparse a los problemas antes de que ocurran. Se basa en establecer políticas, procedimientos y reglas diseñados para prevenir los errores o dificultades que podrían interrumpir las operaciones del negocio o causar pérdidas financieras. Por ejemplo, un administrador puede implementar un proceso para aprobar ciertos gastos antes de que se realicen, evitando así gastos excesivos.

En segundo lugar encontramos el control concurrente, destinado a monitorear las actividades mientras ocurren. Pueden ser auditorías en tiempo real u observación directa del personal para asegurar que todas las acciones estén en línea con las políticas establecidas. Una forma comúnmente utilizada es a través de los informes de estado diario o semanal exigidos por los gerentes.

El tercer tipo es el control correctivo que tiene lugar después de haber ocurrido un hecho relevante para la organización. Este control se enfoca en corregir los errores detectados y resolver cualquier problema surgido durante la ejecución del plan trazado. De igual forma, busca mejorar constantemente los procesos y rendimientos mediante la identificación y solución rápida y efectiva de los problemas ocurridos.

Por otra parte, podemos considerar el concepto amplio del control estratégico dentro de estas modalidades. Este implica alinearse con la visión a largo plazo del negocio e implementar procesos que mantengan a toda la empresa encaminada hacia ese objetivo principal. Esto podría involucrar un análisis periódico (anual o trimestral) donde se vigilan aspectos como disposiciones legales emergentes, cambios tecnológicos disruptivos o incluso fluctuaciones económicas drásticas.

Estas modalidades no son excluyentes entre sí,generalmente funcionan mejor cuando se aplican juntas como parte integral de una estrategia bien desarrollada dándole a cada administrador el poder necesario para supervisar su respectiva función y mantener al equipo completo trabajando eficazmente hacia sus metas compartidas. En última instancia permitiendo mejorar todos aquellos aspectos vitales que pueden determinar el éxito o fracaso empresarial.

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