Concurrencia de seguros

La concurrencia de seguros se refiere a la situación en la que una misma persona o propiedad está cubierta por dos o más pólizas de seguros para un mismo riesgo durante un período de tiempo coincidente. En caso de siniestro, las aseguradoras comparten proporcionalmente los gastos según el capital asegurado en cada póliza.

Adentrarse en el mundo de los seguros puede ser una tarea intrincada pero fascinante, donde términos como «concurrencia de seguros» pueden resultar intimidantes. No obstante, si simplificamos su definición, el concepto será mucho más accesible. ¿Qué es entonces la concurrencia de seguros? Pues bien, imaginemos que tenemos un bien protegido por varios seguros al mismo tiempo, y a causa de un siniestro todas estas aseguradoras deban responder. Esta situación es precisamente lo que catalogamos como concurrencia de seguros.

En esta ocasión abordaremos en profundidad detalles relevantes que no puedes perder de vista sobre la concurrencia de seguros. En primer lugar exploraremos sus características más destacadas para posteriormente ilustrar las potenciales situaciones mediante ejemplos prácticos, todo ello con el objetivo de brindarte una visión más clara y completa del tema. Por fortuna, incluso los conceptos más complicados pueden hacerse comprensibles con una buena explicación.

Características de la concurrencia de seguros

La concurrencia de seguros es un fenómeno que ocurre cuando dos o más pólizas de seguro cubren el mismo riesgo. Esta situación puede surgir de manera intencionada, es decir, la persona asegurada contrató deliberadamente varias pólizas, o puede ser el resultado de una falta de coordinación entre diferentes aseguradoras. La concurrencia de seguros tiene características muy específicas en lo que respecta a su funcionamiento y efectos.

En primer lugar, es necesario entender que cuando se da una concurrencia de seguros y se produce un siniestro, las distintas compañías aseguradoras deben responder proporcionalmente al monto restituido según la cobertura estipulada en cada contrato. No hay lucro permitido en estas situaciones,es decir, el beneficiario no puede obtener una ganancia mediante la obtención de una compensación en exceso al valor del daño ocurrido.

La segunda característica a destacar implica temas contractuales. Las cláusulas contractuales también juegan un papel importante en las situaciones de seguro concurrente. Algunos contratos pueden tener cláusulas específicas destinadas a tratar la concurrencia. Por ejemplo, algunos pueden incluir «cláusulas de escape» que liberan a una compañía aseguradora de cualquier responsabilidad si existe otra política cubriendo el mismo riesgo.

Otra característica intrínseca con este tipo de seguro radica en determinar cuál compañía aseguradora pagará primero ante algún siniestro o daño cubierto por los seguros concurrentes. Este proceso se decide generalmente por sorteo o alternativamente podría ser determinado mediante cláusulas especificas dentro del contrato.

Además, la discusión entre las aseguradoras para determinar sus participaciones proporcionales puede surgir como un tema complejo bajo esta estructura. Puede haber conflicto cuando las empresas no están conformes con el grado de total indemnización que deberían pagar cada una.

Por último, pero no por ello menos importante, pero definitivamente importante mencionar está el concepto llamado subrogación: después del pago al beneficiario por parte del seguro que responde primero ante el siniestro -el cual puede llegar incluso hasta cubrir totalmente el perjuicio-, este tiene derecho a reclamar proporcionalmente al otro u otros seguros la parte correspondiente al resarcimiento.

En conclusión, la concurrencia de seguros requiere considerar varios aspectos para su manejo adecuado: multiplicidad contractual, participación proporcional y subrogación,sin dejar atrás mencionar las discusiones y cualquier conflicto potencial entre todas las partes implicadas para su correcta resolución y cumplimiento contractuales.

Ejemplo de la concurrencia de seguros

En la realidad financiera y de los seguros, encontramos una serie de situaciones que permiten ilustrar con claridad la concurrencia de seguros. Considere, por ejemplo, a un dueño de una empresa que decide contratar pólizas de seguros para su negocio con dos compañías diferentes para brindarle mayor protección.

El empresario en cuestión posee un valioso inventario de productos en un almacén. Por eso, decide firmar un seguro contra incendios con la Compañía A, asegurando el valor total del inventario, que es 500 000 dólares. Posteriormente, se acerca a la Compañía B y contrata otro seguro contra incendios también por el valor total del inventario.

Al desplegarse un evento desafortunado como lo sería un gran incendio, resulta que se produce la pérdida total del inventario. Aquí es cuando entra en juego la concurrencia de seguros y su mecánica operativa.

Para cubrir las pérdidas provocadas por el incendio, el empresario presenta sus reclamaciones a ambas compañías aseguradoras (A y B). Cada una de ellas evalúa el reclamo independientemente y llegan a la conclusión de que efectivamente deben cubrir las pérdidas ocasionadas por el incidente.

Sin embargo, aquí cobra relevancia uno de los principios fundamentales del seguro: El principio indemnitario. Este estipula que un individuo no puede obtener un beneficio económico derivado de una pérdida asegurable. En términos claros, este principio establece que una persona no puede ganar dinero con sus seguros.

En nuestro caso ejemplificativo significa que aunque ambas pólizas tenían asegurados los mismos bienes contra los mismos riesgos (una situación perfecta para ilustrar la concurrencia), entre ambas no pueden cubrir más allá del valor total original del inventario perdido (500 000 dólares). Por tanto, solo podrá recibir dicha suma como indemnización global entre ambos seguros.

Si vemos numéricamente cómo se llevaría a cabo esta distribución considerando dos situaciones donde las sumas aseguradas son iguales o distintas:

1) Las sumas aseguradas son iguales: si fueron contratados dos seguros por los mismos montos en empresas diferentes (digamos 500 000 cada uno), entonces cada compañía pagará exactamente la mitad del valor del daño ocurrido (250 000 cada uno).

2) Las sumas aseguradas son distintas: si los montos contratados eran distintos en cada póliza (digamos 300 000 con A y 700 000 con B), entonces se pagaría proporcionalmente al monto tomado en cada uno,así A asumiría el ~30% (150 000) y B asumiría ~70% restante (350 000).

Esta aplicación práctica muestra cómo funciona realmente la concurrencia de seguros manteniendo siempre presente estructuralmente tanto el principio indemnitarios como otros relevantes tales como buena fe o subrogación posterior al siniestro dentro primer plano en su análisis.

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