El Valor Actual Neto (VAN) y la Tasa Interna de Retorno (TIR) son dos métodos de evaluación de proyectos de inversión. El VAN calcula el valor presente de los flujos futuros, presentando así el beneficio económicamente viable hoy. La TIR, en cambio, determina la tasa de descuento que hace que el VAN sea cero, expresando así la rentabilidad del proyecto en términos porcentuales. Comparativamente, se utilizan para identificar cuál inversión ofrece una mayor rentabilidad o es más económica.
En el campo de la economía y las finanzas, a menudo surgen dudas sobre el camino correcto para evaluar la viabilidad y rentabilidad de los proyectos de inversión. En este sentido, dos herramientas saltan al primer plano: el Valor Actual Neto (VAN) y la Tasa Interna de Retorno (TIR). Pero ¿qué significa realmente cada una de estas terminologías? Y lo que es más importante, ¿cómo se comparan entre sí?
El VAN es como un cristal mágico que nos permite ver en números reales qué tan conveniente podría ser hoy una ganancia estimada a futuro. Por otro lado, la TIR es como un termómetro que mide, en términos porcentuales, cuál sería la rentabilidad total del proyecto.
Ciertamente, ambas técnicas pueden guiarnos hacia un mismo destino: entender cuál inversión nos dará más frutos o saldrá más económica. No obstante, cada una tiene sus particularidades y su propia forma de emitir esta valiosa información. Para adentrarnos en estos detalles e ilustrarlos con claridad utilizaremos distintos ejemplos prácticos a lo largo del artículo «Ejemplo de comparación entre VAN y TIR». Así podremos comprender mejor estas herramientas vitales en la toma decisiones financieras.
Ejemplo de comparación entre VAN y TIR
Empezaremos con un escenario hipotético para ilustrar una comparación entre el Valor Actual Neto (VAN) y la Tasa Interna de Retorno (TIR). Imaginemos dos proyectos de inversión, A y B, que requieren una inversión inicial de $10,000 cada uno. El proyecto A devuelve $3,000 al final del primer año y $7,200 al final del segundo año. En contraste, el proyecto B retorna $6,500 en cada uno de los dos años.
Para evaluar estos proyectos desde una perspectiva financiera, podemos utilizar las métricas VAN y TIR.
Primero calculamos el VAN de cada proyecto utilizando una tasa de descuento del 10%. El VAN toma en cuenta el valor presente de los flujos de efectivo futuros teniendo en cuenta esta taza. Este cálculo nos indicará si la inversión creará o no valor para el inversionista.
Para calcular el VAN del Proyecto A:
- El valor presente del flujo de efectivo del primer año es $3.000 ÷ (1+0.1) = $2.727.
- El valor presente del flujo de efectivo del segundo año es $7.200 ÷ (1+0.1)² = $5.917.
- Por lo tanto, sumando estos valores y restando la inversión inicial obtenemos que el VAN para Proyecto A es -10.000 + 2.727 + 5.917 = -$1.356.
Repetimos este proceso parecido con proyecto B:
- Valor presente primer año. $6.500 ÷ (1+0.1) = $5.909.
- Valor presente segundo año. $6.500 ÷ (1+0.1)²= 5$4,.373.
- Aplicamos la misma operación que antes y llegamos a que el VAN para Proyecto B es -10k + 5k + 4k = -$717.
Mirando sólo a los resultados del VAN, podríamos ser llevados a pensar que ninguno de los proyectos vale la pena porque ambos tienen un Valor Actual Neto negativo.
En cualquier caso, al calcular la TIR –la tasa interna requerida por ambos flujos especulativos hasta igualarse con cero– podemos encontrar argumentos contradictorios bajo circunstancias diferentes:
Si calculamos esto encontraremos que TIR para Proyecto A está cerca al 12% y TIR para Proyecto B está cerca al 15%. Lo que significa que mientras nuestra tasa real exigida sea menor al 15%, podremos beneficiarnos con ambos proyectos,pero si nuestro capital tiene un costo mayor entonces solo podremos beneficiarnos con Proyecto B o ninguna opción según sea su monto exacto por encima de estas tasas.
Por consiguiente no se puede determinar exclusivamente por ninguna métrica cuál proyecto se debe emprender sin tomar en cuenta las condiciones financieras específicas disponibles durante su implementación o ejecución: dependiendo si cuidamos más nuestros recursos inmediatos entonces debemos optar por aquellos menos riesgosos conforme indica nuestra tasa exigida actualmente,caso contrario simplemente optaremos primero siempre por aquellas opciones ofreciendo mayor rentabilidad relativa futuro aunque sus pagos sean estancados respecto tiempo.
Con todo lo anterior vemos cómo diferentes métricas pueden presentarnos conclusiones dispares según qué aspecto aborden cada uno sobre nuestras decisiones financieras.